Sunday, November 12, 2006
FABRICIO SIMEONI
Fabricio Simeoni, en "De 12 a 14", con el periodista Luis Novaresio.
Lea también el proyecto de escritura colectiva en el que participa Fabricio Simeoni junto a Germán Roffler, Lisandro González, Federico Tinivella, Fernando Marquinez, Ricardo Guiamet, Roberto Lobos y Patricio Valverde.
Blog de EL ARO EN LA LENGUA
MÁS TEXTOS DE SIMEONI en sus POSTALES INTERSTICIALES
POSTALES INTERSTICIALES
Sunday, September 17, 2006
RADIO SIMEONI: BLOGTECA DE AUDIOS y VIDEOS
Fabricio canta un tema de José Vélez desde la puerta de un restaurante chino.
EXCLUSIVO: Mate cocido para dos, Cerati nos mentiste !!!!
powered by ODEO
NOVEDAD: Mascherano se sacó un grano, Simeoni sigue desenmascarando las mentiras del rock argentino.
powered by ODEO
NUEVO AUDIO DE SIMEONI PARA EL MICRO TIRESIAS EN "EL BARCO EBRIO" ...y el primer beso olía a despedida y a arroz con pollo
powered by ODEO
ES PARA GEORGINA BARBARROSA, Enrique Catedral Iglesias se suma a los plagios...
powered by ODEO
ESCUCHE LOS AUDIOS DE FABRICIO SIMEONI EN
EL BARCO EBRIO
O EN SU NUEVO BLOG EXCLUSIVO DE AUDIOS:
RADIO SIMEONI
EXCLUSIVO: Mate cocido para dos, Cerati nos mentiste !!!!
powered by ODEO
NOVEDAD: Mascherano se sacó un grano, Simeoni sigue desenmascarando las mentiras del rock argentino.
powered by ODEO
NUEVO AUDIO DE SIMEONI PARA EL MICRO TIRESIAS EN "EL BARCO EBRIO" ...y el primer beso olía a despedida y a arroz con pollo
powered by ODEO
ES PARA GEORGINA BARBARROSA, Enrique Catedral Iglesias se suma a los plagios...
powered by ODEO
ESCUCHE LOS AUDIOS DE FABRICIO SIMEONI EN
EL BARCO EBRIO
O EN SU NUEVO BLOG EXCLUSIVO DE AUDIOS:
RADIO SIMEONI
Monday, August 28, 2006
EL QUE ANOTA MIENTRAS TODOS CORREN por Lisandro González
para el diario La Capital
Ver nota original en el diario La Capital (27.8.06)
Ver Blog de Lisandro González
Fabricio Simeoni es un activo personaje del medio cultural rosarino, cuya figura se sostiene en una importante y personal producción poética que comenzó con "Rey Piojo" (2001) y que en "Sub" alcanza su quinto título -amén de la inclusión de las antologías locales "Los que siguen" y "Dodecaedro"-, cuyo debido reconocimiento a nivel nacional todavía se hace esperar.En su obra desarrolla un particular lenguaje, entre imágenes de desenfado y acidez, y asume una condición de eficaz "pintor" de la época. Además, en su caso, como no ocurre necesariamente siempre en poesía, podemos reconocer al poeta en su voz plasmada.Pero recién en este último libro introduce como materia de su paleta la propia condición física -padece una patología de hipertrofia muscular. Lo hace de una manera sutil, tal como su poesía de atmósfera suele tratar todo aquello que sea netamente temático, en la maraña de imágenes y significantes que le es propia.Así entonces "sub" es precisamente la condición natural de Simeoni, quien está sentado de manera permanente frente al universo de la gente "de pie"; situación que se refuerza o se equipara a la condición propia de todo poeta -"aquel que anota mientras todos corren", según algún colega. Ello lo detecta bien Marcelo Scalona en la contratapa cuando dice que "la condición de ser extraño del poeta, está radicalizada en Fabricio".El libro se divide en tres secciones, ellas son "Puntos", "Puños" y "Pulso"; y en la segunda, cada poema tiene por título un prefijo e incluye el texto que da título a la obra, que entre imágenes de un viaje a Buenos Aires y la presencia -constante en la poesía de Simeoni y materializada en este caso- de lo femenino, finaliza con "el dote figural de suponer que los demás/ andamos por abajo".En la obra de Simeoni hay ecos del rock que podemos advertir en alguna cita de Spinetta de algún libro anterior, pero también en climas de extrañamiento, de quiebres y aires entre melancólicos y glaciales, propios de letristas que decoran su música con paisajes posmodernos.En concreto, considerando un disco clave de la música de los 90 como "OK Computer" de Radiohead, sin que haya necesariamente correspondencias acabadas con su poesía, podemos observar cómo se mide en ambos casos la temperatura del momento con un termómetro similar. Mientras el poeta comienza su libro con referencias extraterrestres: "como militantes vendados/ espiábamos del día todo acercamiento terrícola/ por las hendijas de las chapas./ Impulsados desde el galpón a Marte", en "Subterranian Homesick Alien" (algo así como "Alienígena subterráneo melancólico") de Radiohead se observan "allá arriba/ alienígenas revoloteando/ haciendo películas caseras/ para los muchachos cuando vuelvan a casa". Como si en ambos casos el alienígena fuera el propio terrícola, descolocado frente a su existencia en este planeta de aires azules y ansiando el sueño de abducción del que habla la canción.Finalmente, en este libro reconocemos palabras del imaginario de Simeoni como fluorescente, pretérita, perenne y sutura, entre otras; así como imágenes de color posmoderno donde "la chica top de los anaqueles/ enhiesta intuye/... su botellita de coca light"; pero detectando nuevos alcances y miradas en sus textos que lo consolidan como una de las voces más interesantes de la nueva poesía argentina.
Ver nota original en el diario La Capital (27.8.06)
Ver Blog de Lisandro González
Tuesday, August 01, 2006
SUB (Versión en castellano)
Toque de queda
Como militantes vendados
espiábamos del día todo acercamiento terrícola
por las hendijas de las chapas.
Impulsados desde el galpón a Marte
las manos buscaban un espacio inocuo
—sin aire ni luz—
de ojos húmedos
refractados en la policromía de momias,
el pasmo de sentirse afuera
ajenos al cuerpo concebidos a la quietud
de otra vía láctea.
Alguien venía después
se aceleraban los pasos y se multiplican los rostros
no quedaba otra opción que el movimiento
corríamos
porque había que guarecerse
o perdurar.
La Playboy que escondía el tío
ya no tiene hojas.
Tanta hondonada
yerta
reclamando la altura vigente del subte
un retiro voluntario
o el suicidio gnómico en las vigas,
la chica top de los anaqueles
enhiesta intuye
desde la fetidez de revoques payos
que bastará una noche de aerosoles
para que caigan despedazados
los restos de piel bronceada,
su botellita de coca light
y la pared.
Tanta eminencia
frágil
aprobando la oquedad solapada del taxi
un retorno involuntario
o la cordura egotista en el asfalto,
la chica beat de las esquinas
rompible ignora
entre bálsamos de manos ávidas
que bastará una danza de moteles
para que yergan integrados
los avisos de guantes súbditos,
la costra de los bordes
y el tendón.
Shame
Y era embeberse
en el reposo del murciélago
desvanecer en el eco de las espesuras
como pasajeros recreados
por los matices del paisaje corvo,
-¿qué animalidad nos merece inquietos,
dónde cede el caos su empeño?
...Era dormirse en la piel de los escalones
otro cuerpo, ...ella se iba después
tras los pasos apostolados
de un niño índigo.
Capturando al homo habilis
de la envoltura de lava
para que vuelva a encorvarse
un palacete ungido.
Agrietar el encordado
su homo herectus en el ropero
y la larva en el cutis.
¿Dónde estarán los tubos,
los vértices perdidos del ensayo?
¿Quién nos devolverá el cuerpo?
¿Cuánta razón tendrá el cartílago del arroyo
para pensarse agua? ¿Cuánta, el pez para saberse arroyo?
Contorsión y estopa,
ese movimiento del crisol en la avenida
el bullicio. La publicidad del mono.
La inexorable corteza subliminal
del sapiens sapiens.
Respiración artificial
Esperábamos a la enfermera
rectos, como si curarse
fuera regresar al mito cónico
del cuerno del mundo
después de haber creído en algo
mas allá del dolor de cabeza...
...y así nos internamos
en la piel de cada cortina
la envoltura de sus credos
y el derrumbe pendular
de los dedos en la yema.
Alguien debía ser asistido
para que otro siga esperando
la fiebre,
como la vieja.
Como una caricatura flácida
el viento compone escuelas
para que una araña pollito
se descomponga sobre su panza,
un beso con gusto rancio, un relámpago
las cosas que tiene la lengua
para sumir la dosis.
Ella quiso saber si podía depilarse,
si había leche en el canasto
y dónde fue a parar el cartel de los kilómetros, los pasos restantes
la próxima localidad.
Un gesto facial de caución en la carpa
dijo más que las humedecidas fauces
de la tormenta,
el veneno contiguo del verde
la intuición de alucinar a la orilla del arroyo seco.
Ella se volvió a dedo
...yo sólo intenté recuperar la linterna.
Trópico de anfetas
La química del fluorescente
derruida,
por los crisoles que guardaron focos
en las amígdalas,
Cristo nos mira desde un palco
y la claridad pretérita de sus patines
agrietan el hielo hasta el centro de la tierra
sollozando por la sombra de la osamenta
el esqueleto de un tubo
su jadeo, todo accidente.
Ya no somos los mismos, los de antes
insondables restos de compañía,
bajo la enagua, nada se había congelado aún,
desde esta secuencia
alucinamos como anguilas desnutridas
lucubrando plegar el patinódromo
hacia el bulbo del orificio boyante
para rendirse al fin
ante la sugerente eufonía de la chispas
y volver.
¿Dónde están los muñequitos articulados, los payasos
y las semillas de melón que quise
germinar en marzo?
Antes de comer pensaba
si serán los escombros que se ven al fondo
los que decoren sus piernas,
o el fondo de los escombros
el que las inventa
otra vez.
Minuendo
El dolor labial del lápiz
prenda los genitales.
Una chica boliviana en la vidriera
sustrae greda infante
de la cúpula sin documentos.
Hoy no se venden botas ni besos...
sólo cisnes y consoladores,
de ahí podremos dispersar el resto.
PUÑOS
Epi
Cualquier sobre
que contenga una hoja sobre otra hoja
se habrá convertido en sustancia.
¿Cuántas veces quisimos volver a ser planta
y nos conformamos con la gota que chorrea del orificio
la nariz cubierta, eso que va por dentro como van los rieles
en las cúpulas gangrenadas?
Este tallo adormecido, esta raíz tropical...
¡La savia nena, ahora tendrás que cuidar la savia!
Acro
Se cae
el último indicio de la frente
a digito cero
salpicando el pogo negro
a esta piel de pileta
escamada.
Se cae
la muñeca derretida
en la intención griega
de enrular las piedras
a ciegas
...se cae el pelo.
Geo
Aterrados por la histeria del humus
preludiamos roces.
¿Qué grafía ominosa urge?
Nos amontona la sangre y se coagula.
El oráculo, cercenado, ¿qué agua inunda?
Porque no hay resto seminal en la corteza; No.
La goma espuma, la miga de pan
las manos, las manos atadas a los meridianos
los pies a los paralelos
la cabeza polarizada
y la pija en el barro.
Inter
Desde este lado de la pared
se puede escuchar todavía gemir a mi vecina
tras un rock de cuello oxidado
y el sonajero de cuna
y el silbido de una pava
y el llanto de un niño
que hace rato
proclamaba su existencia.
Del otro lado de la pared
sólo este silencio.
Sub
El espasmo gutural del ombligo
acontecido en la sangre que recorre todo el torno
en Recoleta,
el umbral del tomógrafo ahí vaciado
por la rosca, hosca, del entorno.
Da lo mismo volver a correr
que volver a la coleta desvencijada
al recuerdo trepador que la sujeta.
Ella sigue pensando en el invisible que perdió en la calle
como agolpada, esférica,
vive envuelta en la ostensible lámina de piel de pez
y cree que la recubre el agua
o algo más que eso,
el embeleso de otro enlace dispuesto a encapsularla
en el dote figural de suponer que los demás
andamos por abajo.
Supra
Cascarudos que comen sesos
cascarudos que comen sexos
y la informe comunión de preferirnos
en la cúspide secuencial de lo inconcreto,
lo que habíamos dicho, lo que no se pudo decir,
lo que deberíamos estar diciendo.
Algodón en las orejas para no escuchar los ronquidos
o la opción de no tocarse siquiera.
Tu hamaca paraguaya se la presté a Cosme...
hasta que se acabe la comida
o venga el fumigador.
Hetero
Como una verdulería en la mente
la ruptura disociada de los gajos en los hemisferios
de las mandarinas, tus tetas
humedecidas debajo de las moscas
todas las cosas.
Solíamos derruirnos en la esfinge emocional
de alguna semilla,
cascarita troquelada del azar
nos juramos todo el jugo y volvimos
a germinarnos en el polvo.
Neo
Como un niño encallado en la plaza
la chinche segrega lo que gira de lo que se hamaca,
mete el mundo en una bolsa
lo huele y dirime
y gatilla su ombligo con el índice
hasta suicidarlo
suicidarse entre los rayos de una bici atiborrada.
Ahora busca los cayos en la sopa
la mustia motivación de lo que quiere ser
cuando sea grande,
un refugio
simulacro retraído en las capas de la noche
un chumbo
los retratos del silencio ensamblados
en un muñeco de trapo
la voz
lo que sigue huyendo a la orilla.
Como una plaza encallada en la chinche
el niño presume sesgos de inmensidad
de lo que queda.
Ex
Se cuela un grano de arena
por la fisura del cuervo,
sonamos a timbales y cortejamos los cielos
arreciados a los toneles vagabundos de las rejillas.
Para meterse en las regaderas habrá que restaurar
los pliegos secuenciales, habrá que amordazarlos esta vez,
bailar, bailar, bailar, bailar... ¿Para qué?
Humectarse la enagua para salir a ver
donde reviente una supernova
o salga un enjambre amilanado.
El vasallo añade la punta del hilo hasta dormir
se sabe visto, no sueña
se prenda los escarpines
conjura la hondura de los precipicios
con los martirios de su coalición enjuta, derruida
por el néctar ulceroso de lo que fue anoche, anteanoche
y en alguna otra oscuridad perenne.
Se acuerda que las putas lo sentenciaron cuando succionaba el devenir,
y los rastrillos de la piel, hedentina
los surcos que dejó la lengua.
Esa prístina holandesa lo acarició en Amsterdam
después se arrojó el cuervo a los orificios matinales
para caer solapado por los umbrales del ojo.
Holo
¿Será la nada que recubre la nada
la que hace que anteceda al todo que contiene al todo?
¿Será el ruido del trueno el que nos despabila
sin ver su luz?
PULSO
Hábito intransigente
Las manos santas,
que fuiste
las vendadas
las que oraron,
en suspenso como cactus
sueltas de agua
hieden el segmento del sudario,
la ira de las tijeras
gráciles formas de disiparse
en el yermo corte de oscuridad.
¡No agarres los monumentos, no los vomites!
La Madame está dormida, como entregada
al sueño de los despiertos,
a la incandescencia del reflejo.
Todos quisimos ser putas,
sacudirnos los orificios cónicos,
detrás de los espejos escindidos
prescindir de un beso
del cabrio y su violencia
del dolor del clavo hecho piel.
¿Habrá algo para decir después de Dios?
¿Será sólo lo que no dijimos antes
lo que pasó?
Lo exánime
lo que no acaece,
el yeso viudo
la madera insociable
el mármol sopesado
o el exceso tempestuoso
de un coito en la bañera.
Esta carie
este orden
se confunden
con todo lo que quisimos ser
y no pudimos.
Ahora nos condena el aceite
derramado en la nuca
el rumor líquido
consagrado a la falange
y el ruido a hueco
del cepillo de dientes.
El dolor de los metales
Un viento de aspirinetas
que traiga sures en saunas
es todo lo que necesita este oxígeno
para concebir hidrógeno...
Y alguien que manche con membrillo
las olas desparramadas,
el polo de una mujer surgida
que olvide licuar del mapa
el aire condicionado
por el frío inusual
de un aro en la lengua.
Resortes inanimados de carrozas
procuran luces a la noche de Pichincha
como un carnaval postergado.
El interludio
Clepsidras del soplo amargo
incrustadas en el café
que preparó mamá por darme algo más
después de la cena.
Otra mujer que abre sus manos
sin los precintos acongojados del glande,
otra pulsión separatista del mundo
en la comunión de los dedos
en su gastada comisura.
Hijos que fueron trayectoria de una alcantarilla deshabitada
afectados a la corrosión de la herrumbre.
Habíamos dormido tanto aquella noche
Ni el suplicio ancestral de la nariz pudo contenernos,
la hendidura reparó los techos
y el alejamiento hacia las cosas cónicas
impidió la gesta.
Todo olía a mierda en la unción del tiempo de nuestra casa
la omisión en las medias horadadas que fingían gestos,
convalecer progresivo en la neuralgia del huevo cigoto
—gestación unívoca del caos—
harto de asir la potencialidad de un cuerpo que nunca llega,
los oropeles encausados a la puerta de los cofrecitos.
Que alguien llame no dirime la oferta intencionada.
Sucumben entonces los infantes
a orillas de un reloj anestesiado,
los críos bravos de la tierra,
su huérfana complicidad con pelotas de trapo
los triciclos y los perros callejeros.
Solíamos hervir la tarde en los baldíos
servir alcohol evaporado como ofrenda
y nos tirábamos al sol a imaginar figuras sin contorno
los bastones donde se apoya el fuego
el plexo anfibio del embrión.
Devorarse en la quietud críptica de capturar
aunque partida
por las uñas emuladas, distintas,
el planeta abisal del óvulo
y otro hombre cierra sus puños
con la sangre amontonada en los extremos,
otro ataque genital
en la comunión de los dedos,
la gastada comisura de cada dedo.
La tendencia del cuervo
se apoya sobre el mascarón de proa,
altera el sentido
alerta la profundidad.
Carecer de sombras no es buscar blancos.
Senda peatonal
Cruzar
o no
también
depende
del concreto
riesgo
lineal
de cruzar
o no.
...y era lamer el desierto
hasta que se acabe la arena
para sortear el alambre a la sutura de los labios
a los dibujos macilentos que surcan la lengua.
Estar del otro lado es como volver a este
cuando se apagan las luces
sin anzuelos aplomados en la ropa
con los caninos silentes del coyote
y todo lo que olvidamos en el sueño
de presagios masticables,
coplas aniquiladas
y chicanos deportados.
Frontón
Lo que demanda otro cielo
se ofrece en la tierra
en la cal de calientes paredes
donde rebotamos el tiempo
para que pique y se eleve
hasta dibujar el trayecto ausente
de una parábola cruda,
macerar el precio
de una calabaza japonesa
sin que ningún vasallo
pueda quedarse con el vuelto.
Palabras de Marcelo Scalona
Si todo escritor se caracteriza por el don de la extrañeza, eso está fuertemente potenciado en Fabricio Simeoni; su condición natural de ser encapsulado, privado de toda movilidad, le imprime a su naturaleza, un desvío, una rareza todavía mayor a la del gatocordero del que nos hablaba Kafka. Si el poeta es un significante particular frente a otros significantes establecidos, en el caso de Simeoni, la deformación o transgresión de los cánones tradicionales está reforzada a través de un gusto provocativamente arbitrario, extravagante, barroco, bizarro, eufónico, pletórico de seducciones tan fuertes y visuales como una pantalla líquida, que además, chorrea.
Siguiendo cada vez con más fidelidad las huellas de su adorado Néstor Perlongher, le hiende sutiles ironías al kistch, demuele cualquier tufillo de caduco modernismo y agrega toda clase de interpretaciones, muchas de ellas racionales, aunque siempre encimadas a otras surrealistas, oníricas, insospechadas, imposibles, divergentes, fruto del sueño, del deseo y a menudo, de las propias vísceras, humores y frenesís exacerbados por la quietud que palpita.
La condición de ser extraño del poeta, está radicalizada en Fabricio. Lo que no camina, evidente, le trabaja por dentro y corre al dictado de la frase: el eros de la vida es su movimiento, imágenes desbordadas, materiales opuestos, flujos y reflujos, afirmaciones y contrarios, y en medio de alguna imposibilidad o el horror cotidiano siempre acecha la corrosión del chiste, del absurdo, de lo irreal. SUB habla de una vida que está en otra parte: un marciano, un niño índigo, un homo sapiens, un drogón, un muñequito de la infancia, un preso, un enterrado, un agonizante. Su autor, es evidente, está en otra parte, quizá más humana, medular, introversial que la de muchos.
Nadie como Simeoni en estos poemas, puede hablar de una vida que corre debajo de la superficie, la normalidad o lo establecido. Y eso queda dicho tanto para la semántica cuanto para la forma. SUB se inscribe holgadamente en el neobarroso inaugurado por Lezama Lima y Perlongher.
Simeoni es un sujeto que (curiosamente), se “para” distinto frente a los significantes tradicionales de la poesía. Quizá sea, porque ha conseguido burlarse del destino.
Como militantes vendados
espiábamos del día todo acercamiento terrícola
por las hendijas de las chapas.
Impulsados desde el galpón a Marte
las manos buscaban un espacio inocuo
—sin aire ni luz—
de ojos húmedos
refractados en la policromía de momias,
el pasmo de sentirse afuera
ajenos al cuerpo concebidos a la quietud
de otra vía láctea.
Alguien venía después
se aceleraban los pasos y se multiplican los rostros
no quedaba otra opción que el movimiento
corríamos
porque había que guarecerse
o perdurar.
La Playboy que escondía el tío
ya no tiene hojas.
Tanta hondonada
yerta
reclamando la altura vigente del subte
un retiro voluntario
o el suicidio gnómico en las vigas,
la chica top de los anaqueles
enhiesta intuye
desde la fetidez de revoques payos
que bastará una noche de aerosoles
para que caigan despedazados
los restos de piel bronceada,
su botellita de coca light
y la pared.
Tanta eminencia
frágil
aprobando la oquedad solapada del taxi
un retorno involuntario
o la cordura egotista en el asfalto,
la chica beat de las esquinas
rompible ignora
entre bálsamos de manos ávidas
que bastará una danza de moteles
para que yergan integrados
los avisos de guantes súbditos,
la costra de los bordes
y el tendón.
Shame
Y era embeberse
en el reposo del murciélago
desvanecer en el eco de las espesuras
como pasajeros recreados
por los matices del paisaje corvo,
-¿qué animalidad nos merece inquietos,
dónde cede el caos su empeño?
...Era dormirse en la piel de los escalones
otro cuerpo, ...ella se iba después
tras los pasos apostolados
de un niño índigo.
Capturando al homo habilis
de la envoltura de lava
para que vuelva a encorvarse
un palacete ungido.
Agrietar el encordado
su homo herectus en el ropero
y la larva en el cutis.
¿Dónde estarán los tubos,
los vértices perdidos del ensayo?
¿Quién nos devolverá el cuerpo?
¿Cuánta razón tendrá el cartílago del arroyo
para pensarse agua? ¿Cuánta, el pez para saberse arroyo?
Contorsión y estopa,
ese movimiento del crisol en la avenida
el bullicio. La publicidad del mono.
La inexorable corteza subliminal
del sapiens sapiens.
Respiración artificial
Esperábamos a la enfermera
rectos, como si curarse
fuera regresar al mito cónico
del cuerno del mundo
después de haber creído en algo
mas allá del dolor de cabeza...
...y así nos internamos
en la piel de cada cortina
la envoltura de sus credos
y el derrumbe pendular
de los dedos en la yema.
Alguien debía ser asistido
para que otro siga esperando
la fiebre,
como la vieja.
Como una caricatura flácida
el viento compone escuelas
para que una araña pollito
se descomponga sobre su panza,
un beso con gusto rancio, un relámpago
las cosas que tiene la lengua
para sumir la dosis.
Ella quiso saber si podía depilarse,
si había leche en el canasto
y dónde fue a parar el cartel de los kilómetros, los pasos restantes
la próxima localidad.
Un gesto facial de caución en la carpa
dijo más que las humedecidas fauces
de la tormenta,
el veneno contiguo del verde
la intuición de alucinar a la orilla del arroyo seco.
Ella se volvió a dedo
...yo sólo intenté recuperar la linterna.
Trópico de anfetas
La química del fluorescente
derruida,
por los crisoles que guardaron focos
en las amígdalas,
Cristo nos mira desde un palco
y la claridad pretérita de sus patines
agrietan el hielo hasta el centro de la tierra
sollozando por la sombra de la osamenta
el esqueleto de un tubo
su jadeo, todo accidente.
Ya no somos los mismos, los de antes
insondables restos de compañía,
bajo la enagua, nada se había congelado aún,
desde esta secuencia
alucinamos como anguilas desnutridas
lucubrando plegar el patinódromo
hacia el bulbo del orificio boyante
para rendirse al fin
ante la sugerente eufonía de la chispas
y volver.
¿Dónde están los muñequitos articulados, los payasos
y las semillas de melón que quise
germinar en marzo?
Antes de comer pensaba
si serán los escombros que se ven al fondo
los que decoren sus piernas,
o el fondo de los escombros
el que las inventa
otra vez.
Minuendo
El dolor labial del lápiz
prenda los genitales.
Una chica boliviana en la vidriera
sustrae greda infante
de la cúpula sin documentos.
Hoy no se venden botas ni besos...
sólo cisnes y consoladores,
de ahí podremos dispersar el resto.
PUÑOS
Epi
Cualquier sobre
que contenga una hoja sobre otra hoja
se habrá convertido en sustancia.
¿Cuántas veces quisimos volver a ser planta
y nos conformamos con la gota que chorrea del orificio
la nariz cubierta, eso que va por dentro como van los rieles
en las cúpulas gangrenadas?
Este tallo adormecido, esta raíz tropical...
¡La savia nena, ahora tendrás que cuidar la savia!
Acro
Se cae
el último indicio de la frente
a digito cero
salpicando el pogo negro
a esta piel de pileta
escamada.
Se cae
la muñeca derretida
en la intención griega
de enrular las piedras
a ciegas
...se cae el pelo.
Geo
Aterrados por la histeria del humus
preludiamos roces.
¿Qué grafía ominosa urge?
Nos amontona la sangre y se coagula.
El oráculo, cercenado, ¿qué agua inunda?
Porque no hay resto seminal en la corteza; No.
La goma espuma, la miga de pan
las manos, las manos atadas a los meridianos
los pies a los paralelos
la cabeza polarizada
y la pija en el barro.
Inter
Desde este lado de la pared
se puede escuchar todavía gemir a mi vecina
tras un rock de cuello oxidado
y el sonajero de cuna
y el silbido de una pava
y el llanto de un niño
que hace rato
proclamaba su existencia.
Del otro lado de la pared
sólo este silencio.
Sub
El espasmo gutural del ombligo
acontecido en la sangre que recorre todo el torno
en Recoleta,
el umbral del tomógrafo ahí vaciado
por la rosca, hosca, del entorno.
Da lo mismo volver a correr
que volver a la coleta desvencijada
al recuerdo trepador que la sujeta.
Ella sigue pensando en el invisible que perdió en la calle
como agolpada, esférica,
vive envuelta en la ostensible lámina de piel de pez
y cree que la recubre el agua
o algo más que eso,
el embeleso de otro enlace dispuesto a encapsularla
en el dote figural de suponer que los demás
andamos por abajo.
Supra
Cascarudos que comen sesos
cascarudos que comen sexos
y la informe comunión de preferirnos
en la cúspide secuencial de lo inconcreto,
lo que habíamos dicho, lo que no se pudo decir,
lo que deberíamos estar diciendo.
Algodón en las orejas para no escuchar los ronquidos
o la opción de no tocarse siquiera.
Tu hamaca paraguaya se la presté a Cosme...
hasta que se acabe la comida
o venga el fumigador.
Hetero
Como una verdulería en la mente
la ruptura disociada de los gajos en los hemisferios
de las mandarinas, tus tetas
humedecidas debajo de las moscas
todas las cosas.
Solíamos derruirnos en la esfinge emocional
de alguna semilla,
cascarita troquelada del azar
nos juramos todo el jugo y volvimos
a germinarnos en el polvo.
Neo
Como un niño encallado en la plaza
la chinche segrega lo que gira de lo que se hamaca,
mete el mundo en una bolsa
lo huele y dirime
y gatilla su ombligo con el índice
hasta suicidarlo
suicidarse entre los rayos de una bici atiborrada.
Ahora busca los cayos en la sopa
la mustia motivación de lo que quiere ser
cuando sea grande,
un refugio
simulacro retraído en las capas de la noche
un chumbo
los retratos del silencio ensamblados
en un muñeco de trapo
la voz
lo que sigue huyendo a la orilla.
Como una plaza encallada en la chinche
el niño presume sesgos de inmensidad
de lo que queda.
Ex
Se cuela un grano de arena
por la fisura del cuervo,
sonamos a timbales y cortejamos los cielos
arreciados a los toneles vagabundos de las rejillas.
Para meterse en las regaderas habrá que restaurar
los pliegos secuenciales, habrá que amordazarlos esta vez,
bailar, bailar, bailar, bailar... ¿Para qué?
Humectarse la enagua para salir a ver
donde reviente una supernova
o salga un enjambre amilanado.
El vasallo añade la punta del hilo hasta dormir
se sabe visto, no sueña
se prenda los escarpines
conjura la hondura de los precipicios
con los martirios de su coalición enjuta, derruida
por el néctar ulceroso de lo que fue anoche, anteanoche
y en alguna otra oscuridad perenne.
Se acuerda que las putas lo sentenciaron cuando succionaba el devenir,
y los rastrillos de la piel, hedentina
los surcos que dejó la lengua.
Esa prístina holandesa lo acarició en Amsterdam
después se arrojó el cuervo a los orificios matinales
para caer solapado por los umbrales del ojo.
Holo
¿Será la nada que recubre la nada
la que hace que anteceda al todo que contiene al todo?
¿Será el ruido del trueno el que nos despabila
sin ver su luz?
PULSO
Hábito intransigente
Las manos santas,
que fuiste
las vendadas
las que oraron,
en suspenso como cactus
sueltas de agua
hieden el segmento del sudario,
la ira de las tijeras
gráciles formas de disiparse
en el yermo corte de oscuridad.
¡No agarres los monumentos, no los vomites!
La Madame está dormida, como entregada
al sueño de los despiertos,
a la incandescencia del reflejo.
Todos quisimos ser putas,
sacudirnos los orificios cónicos,
detrás de los espejos escindidos
prescindir de un beso
del cabrio y su violencia
del dolor del clavo hecho piel.
¿Habrá algo para decir después de Dios?
¿Será sólo lo que no dijimos antes
lo que pasó?
Lo exánime
lo que no acaece,
el yeso viudo
la madera insociable
el mármol sopesado
o el exceso tempestuoso
de un coito en la bañera.
Esta carie
este orden
se confunden
con todo lo que quisimos ser
y no pudimos.
Ahora nos condena el aceite
derramado en la nuca
el rumor líquido
consagrado a la falange
y el ruido a hueco
del cepillo de dientes.
El dolor de los metales
Un viento de aspirinetas
que traiga sures en saunas
es todo lo que necesita este oxígeno
para concebir hidrógeno...
Y alguien que manche con membrillo
las olas desparramadas,
el polo de una mujer surgida
que olvide licuar del mapa
el aire condicionado
por el frío inusual
de un aro en la lengua.
Resortes inanimados de carrozas
procuran luces a la noche de Pichincha
como un carnaval postergado.
El interludio
Clepsidras del soplo amargo
incrustadas en el café
que preparó mamá por darme algo más
después de la cena.
Otra mujer que abre sus manos
sin los precintos acongojados del glande,
otra pulsión separatista del mundo
en la comunión de los dedos
en su gastada comisura.
Hijos que fueron trayectoria de una alcantarilla deshabitada
afectados a la corrosión de la herrumbre.
Habíamos dormido tanto aquella noche
Ni el suplicio ancestral de la nariz pudo contenernos,
la hendidura reparó los techos
y el alejamiento hacia las cosas cónicas
impidió la gesta.
Todo olía a mierda en la unción del tiempo de nuestra casa
la omisión en las medias horadadas que fingían gestos,
convalecer progresivo en la neuralgia del huevo cigoto
—gestación unívoca del caos—
harto de asir la potencialidad de un cuerpo que nunca llega,
los oropeles encausados a la puerta de los cofrecitos.
Que alguien llame no dirime la oferta intencionada.
Sucumben entonces los infantes
a orillas de un reloj anestesiado,
los críos bravos de la tierra,
su huérfana complicidad con pelotas de trapo
los triciclos y los perros callejeros.
Solíamos hervir la tarde en los baldíos
servir alcohol evaporado como ofrenda
y nos tirábamos al sol a imaginar figuras sin contorno
los bastones donde se apoya el fuego
el plexo anfibio del embrión.
Devorarse en la quietud críptica de capturar
aunque partida
por las uñas emuladas, distintas,
el planeta abisal del óvulo
y otro hombre cierra sus puños
con la sangre amontonada en los extremos,
otro ataque genital
en la comunión de los dedos,
la gastada comisura de cada dedo.
La tendencia del cuervo
se apoya sobre el mascarón de proa,
altera el sentido
alerta la profundidad.
Carecer de sombras no es buscar blancos.
Senda peatonal
Cruzar
o no
también
depende
del concreto
riesgo
lineal
de cruzar
o no.
...y era lamer el desierto
hasta que se acabe la arena
para sortear el alambre a la sutura de los labios
a los dibujos macilentos que surcan la lengua.
Estar del otro lado es como volver a este
cuando se apagan las luces
sin anzuelos aplomados en la ropa
con los caninos silentes del coyote
y todo lo que olvidamos en el sueño
de presagios masticables,
coplas aniquiladas
y chicanos deportados.
Frontón
Lo que demanda otro cielo
se ofrece en la tierra
en la cal de calientes paredes
donde rebotamos el tiempo
para que pique y se eleve
hasta dibujar el trayecto ausente
de una parábola cruda,
macerar el precio
de una calabaza japonesa
sin que ningún vasallo
pueda quedarse con el vuelto.
Palabras de Marcelo Scalona
Si todo escritor se caracteriza por el don de la extrañeza, eso está fuertemente potenciado en Fabricio Simeoni; su condición natural de ser encapsulado, privado de toda movilidad, le imprime a su naturaleza, un desvío, una rareza todavía mayor a la del gatocordero del que nos hablaba Kafka. Si el poeta es un significante particular frente a otros significantes establecidos, en el caso de Simeoni, la deformación o transgresión de los cánones tradicionales está reforzada a través de un gusto provocativamente arbitrario, extravagante, barroco, bizarro, eufónico, pletórico de seducciones tan fuertes y visuales como una pantalla líquida, que además, chorrea.
Siguiendo cada vez con más fidelidad las huellas de su adorado Néstor Perlongher, le hiende sutiles ironías al kistch, demuele cualquier tufillo de caduco modernismo y agrega toda clase de interpretaciones, muchas de ellas racionales, aunque siempre encimadas a otras surrealistas, oníricas, insospechadas, imposibles, divergentes, fruto del sueño, del deseo y a menudo, de las propias vísceras, humores y frenesís exacerbados por la quietud que palpita.
La condición de ser extraño del poeta, está radicalizada en Fabricio. Lo que no camina, evidente, le trabaja por dentro y corre al dictado de la frase: el eros de la vida es su movimiento, imágenes desbordadas, materiales opuestos, flujos y reflujos, afirmaciones y contrarios, y en medio de alguna imposibilidad o el horror cotidiano siempre acecha la corrosión del chiste, del absurdo, de lo irreal. SUB habla de una vida que está en otra parte: un marciano, un niño índigo, un homo sapiens, un drogón, un muñequito de la infancia, un preso, un enterrado, un agonizante. Su autor, es evidente, está en otra parte, quizá más humana, medular, introversial que la de muchos.
Nadie como Simeoni en estos poemas, puede hablar de una vida que corre debajo de la superficie, la normalidad o lo establecido. Y eso queda dicho tanto para la semántica cuanto para la forma. SUB se inscribe holgadamente en el neobarroso inaugurado por Lezama Lima y Perlongher.
Simeoni es un sujeto que (curiosamente), se “para” distinto frente a los significantes tradicionales de la poesía. Quizá sea, porque ha conseguido burlarse del destino.
Saturday, July 29, 2006
Friday, July 28, 2006
SUB (Versión Italiana de Celeste Galiano)
SUB di Fabrizio Simeoni (traduzione di Celeste Galiano)
1. Punti
Coprifuoco
Come militanti bendati
spiavamo tutto il giorno ogni avvicinamento terricola
attraverso i crocchi delle lame.
Impellati dal loft fino a Marte
le mani cercavano uno spazio innocuo
- senz´ aria e ne luce -
di occhi umidi
reffrattario della policromia delle mummie,
lo sbalordimento di sentirsi fuori
alieni dal corpo concepiti alla quietezza
d´un´ altra Via Lattea.
Qualcuno poi arrivava
faccie accelerate e molteplicate
non c´era un´altra scelta che il movimento
corrivamo
perche dovevamo accoglierci
o perdurare.
La Playboy che nascondeva lo zio
non ha giá fogli.
Tant´é l´avvallatura
spaventata
che richiama all´altezza vigente della metropolitana
un ritiro volontario
o il suicidio gnomico delle bighe,
la ragazza top dagli annunci
dirizza ha l´intuito
fra la fetidume d´arricci biondi
che una sera di spray
rotolando ammozzicati
i resti di pelle abbronzata,
la sua bottiglietta di Coca Light,
e il muro.
Tanta sapienza
fragile
che approva il vuoto dissimulato del tassí
un ritorno involontario
o la ragione egotista del pavimento,
la ragazza beat degli angoli
ignora rompibile
tra balsami di mani
che basterá un ballo d´alberghi
perché dirozzino confluenti
gli annunci dei guanti sudditi,
la crosta dei bordi
e dei tendini.
Shame
Non c´era un altro che imbeversi
dentro del sogno del pipistrello
svanire al eco delle fittezze
come passeggieri ricreati
per la sfumatura del paesaggio adunco.
Che animalaccio ci merita delle impazienze
dove il caos cede il suo impegno?
… Era dormirsi nella pelle dei gradini
un´ altro corpo, ... lei se ne andaba poi
tra l´andatura apostolata
d´ un ragazzo indaco.
Mentre catturavano al homo habilis
dalla fasciatura di lava
per che cossí continuasse a incurvarsi
un palazzino unto.
Crepolare l´incordato
il suo homo erectus dentro l´armadio
e la larva nella cute.
Dove saranno i tubi,
gli apici perduti dal cimento?
Chi chi restituirá il corpo?
Quanta raggione avrá il cartilagine del rigo
per pensarsi acqua? Quanta, il pesce, per sapersi rigo?
Contorsione e stoppa,
quel movimento dal cresolo nel viale
il rumore. La pubblicitá della scimmia.
L´ inesorabile crosta subliminale
del sapiens sapiens.
Respirazione artificiale
Aspettabamo all´infirmiera
retti, come se curarsi
fosse ritornare al mito
del corno del mondo conico
poi d´aver creduto a qualcosa
in piú del dolore di testa…
... e siccome ci indentriamo
nella pelle di ogni cortina
la fascia dei loro credi
e il dirupamento pendolare
delle ditta nel polpastrello.
Qualcuno dovrebbe essere assistito
pertant´altro continuasse ad aspettare
la febbre,
come la vecchia.
Come una caricatura flaccida
il vento comporre scuole
per una tarantola
si scomponga sul ventre,
un bacio con sapore rancioso, un lampo
le cose che ha la lingua
per profondare le dosi.
Lei ha voluto sapere se poteva depelarsi,
se c´era latte nel cestino,
e dov´é finito il cartello dei chilometri.
/ le andature restanti
la prossima localitá.
Un gesto faciale di cauzione al carpone
ha detto piú che le fauci umidi
della tempesta,
il veleno contiguo del verde
l´intuito dell´allucinare alla rive del rigo secco.
Lei é ritornata facendo autostop
... io ho soltanto provato a racquistare la mia lume.
Tropico delle anfetamine
La chimica dei fluorescenti
crollata
per i cresoli che conservano lampade
dentro delle amigdale,
Christo ci guarda da una poltrona
e la chiarezza preterita dei suoi pattini
mentre crepola il gelo fino al centro della terra
piangendo all´ombra della sua ossatura
lo scheletro di un tubo
il suo ansamento, tutto accidente.
Non siamo giá gli stessi, quelli di ieri
insondabili resti di compagnia,
sotto la sottoveste, niente si aveva benanche gelato,
da questa seguenza
allucinavamo come aquile dimagrite
complottando di plegare il palio di pattinaggio
fino al dell´orifizio galleggiante
per finalmente arrendersi
di fronte ala sorgente cadenza delle ciucche
e ritornare.
Dove sono le bambole articolate, i pagliaci
e le semenze di melone
che ho voluto germinare a marzo?
Prima di mangiare pensava
se c´erano degli aterramenti che si possono vedere in fondo
quelli che decoreno le loro gambe,
o alla fine degli aterramenti
quello che le inventa
un´altra volta.
Minuendo
Il dolore labiale della ceretta
infonda dei genitali.
Una ragazza di Bolivia vicino alla vetrina
rubba creda infante
della cupola senza documenti.
Oggi non si vendono ne stivali ne bacci...
soltanto cigni e consolatori,
se partiamo di lí potremo disfendere quello che resta.
2. Pugni
Epi
Qualziasi sopraccarta
che porti un folgio su un altro foglio
sará converso in sostanza
Quante volte abbiamo voluto ritornare ad essere vegetali
e ci abbiamo conformato con la goccia che cade dall´orifizio
dal naso coperto, sia che percorre all´interno come binari
dentro delle cupole cancrenate?
Questo gambo, questa radice tropicale
il sugo, bimba, adeso dovrai guarir il sugo!
Acro
Si cade
l´ultimo indizio della fronte
a digito zero
mentre picchetta col pogo nero
infatti questa pelle di piscina
scamata.
Si cade
la bambola disgelata
nella intenzione greca
di fare ricci le pietre
cieccamente
... si cadono i capelli.
Geo
Atterrati per l´ isteria dell´umus
preludiamo dei fregamenti
Che grafia obominebole ci urge?
Ci ammucchia la sangue e si coagula.
L´oraculo, ritagliato, che acque scroscia?
Perche non c´é resto seminale nella corteccia, No.
La stoffa vinilica; la la mollicola del pane.
le mani, le mani collegate ai meridiani
i piedi ai paralelli
la testa polarizzata
e la verga impaludata.
Inter
Da questo lato del muro
adesso si puó ascoltare gemere alla mia vicina
copo un rock di collo ossidato
e di cembalino di cuna
ed il fischiare di una teiera
ed il piangere di un bambino
che da certo tempo
proclamava la sua esistenza.
Al otro lato del muro
soltanto c´é questo silenzio.
Sub
Lo spasmo gutturale dell´ombelico
occorso nella sague percorre tutta la ruota
a Recoleta,
la soglia del tomografo vuotato lí
per la ciambella, agrilla, dell´intorno
É lo stesso tornare a correre
che ritornare alla coda di capelli sconnettata
al ricordo muraiuolo che la collega.
Lei continua pensando alla boccola che ha perso sulla strada
come affollata, sferica,
abita circondata nell´ostensibile figura di cute di pesce
e crede che l´acqua la copre
o qualcosa di piú,
l´incantamento d´altro legame disposto in cassula
la dote figurona di suporre che gli altri
andiamo soto.
Supra
Vermi che mangiano cervelli
vermi che tragano sessi
e la l´informe comunione che prefiriamo
nella cima seguenziale di quello che non é concreto,
quello che abbiamo detto, quello che non abbiamo potuto dire,
quello che noi dovrebbero aver detto.
Cotone nelle orecchie per non ascoltare dei russi
o nemeno la scelta di non toccarsi.
La tua branda del Paraguay se l´ho prestata a Cosme... Fino a che finisca il cibo o al arrivo dell´uomo della fumicazione.
Hetero
Come dal fruttivendolo in mente
la rotura sfrontata degli broccoli degli emisferi
dei mandarini, delle tue tette
umidite soto le mosche
tutte le cose.
Solebbero crollare in una sfinge emozionale
di qualche chico,
crostina cuneo della fortuna
ci abbiamo giurato tutto il gioco e siamo ritornati
a germinare sulla polvere.
Neo
Come un bambino arrenato in piazza
la cimice segrega tutto quello che gira di quello che si muove sulla branda,
prende il mondo in una borsa
lo annasa e dirime
e bersaglia il suo ombelico coll´indice
fino a suicidarlo
suicidarse tra razzi d´ una bicicletta imbaccucata.
Adesso cerca dei scoglieri nella zuppa
un motivo sfasciato di quello che lui vuol essere
quando sia grande,
un rifugio
simulacro costretto agli strati della notte
un ferro
retrati del silenzio imbalsamato
in una trappola
la voce
quello che continua a fugire alla riva.
Come una piazza arrenata alla cimice
il bambino presume ghirgori d´immensitá
di quello che rimane.
Ex
Si scappa un gramo di sabbia
per la fessura del corvo,
ci sentiamo come timballi e corteggiamo dei cieli
ringagliarditi ai carratelli vagabondi di graticole.
Per mettersi dentro dell´acquaio avrá che ristaurare
i rughi seguenziali, avra che imbavagliarli questa volta
ballare, ballare, ballare, ballare... Perché?
Umidirsi la sottoveste per uscire a vedere
dove sia lo scoppio della suprenova
o esca uno sciame scoraggiato.
Il vassalligio agiungie della fine del filo fino a dormirsi
si sa guardato, non sogna
si´impegna degli scarpini
coniura la fondura dei precipizi
con martirologgi della sua lega segaligna, demolita
per il nettare di quello che c´é stato ierisera, ieri l´altro sera
ed qualziasi altra scuritá perenne.
Si ricorda: le putane gli hanno condannato quando
col succiamento del poi,
gli erpici della pelle, lezzosa
i solchi che la lingua ha lasciato.
Quella olandesa che l´ha accarezzato a Amsterdam
poi si ha lanciato il corvo sugli orifizi matinali
per cadere dissimulato per le rive dell´occhio.
Holo
Sará la nulla che ricopre la nulla
quella che fa che preceda tutto che assoggetta il tutto?
Sará il rumore del tuono quello che ci sveglia
senza vedere la sua luce?
3. Polso
Abito senza transigenze
Le mani santi
che fossi
quelle bandate
quelle che hanno pregato,
in sospenso come xerofile
libere d´acqua
appuzzano il particolare del sudario,
l´ira delle forbici
sottili maniere di dissiparsi
nell´ermo taglio dell´oscuritá
Non prendere dei monumenti, non li vomiti!
La Madame é dormita, come abbandonata
al sogno degli svegiati,
all´incandescenza del riflesso.
Tutti abbiamo voluto essere putane,
sbattere degli orifizi conici,
dietro agli specchi in scissione,
prescindere di un bacio
del capriolo e della sua violenza
del dolore del chiodo fatto pelle.
Esistirá qualcosa di dire poi di Dio?
Sará soltanto quello che non abbiamo detto prima
quello che é sucesso?
Quello esanime
quello che non accade,
il gesso vedovo
il legno antisociale
il marmo peritato
o l´eccesso tempestuoso
d´ un coito nella vasca da bagno.
Questa carie
quest´ ordine
si confondono
con tutto quello che abbiamo voluto essere
e non abbiamo potuto.
Adesso ci condanna l´olio
sgorgato sulla cervice
il rumore liquido
consacrato alla falange
e il brusio a vuoto
di piallare denti.
Il dolore dei metali
Un vento di pillole di bambini
che porti dei sur in sauni
é tutto quello che bisogna questo ossigeno
per concepire l´idrogeno...
E qualcuno che mancie con cotogno
ole sgorgate
l´estremo di una donna sorgente
que dimentichi liquefare della cartina
all´aria condizionata
per l´inusuale freddo
d´un aro alla lingua.
Molle inanimate di carrozze
luci alla notte di Picincia
come un carnevale postergato
Frattempo
Clessidre del guffo amaro
al caffé incrustate
che ha preparato la mia mamma per darmi qualcosa di piú
dopo la cena.
Un´altra donna che apre delle sue mani,
senza le ammagliature angosciate del glande
un´altra pulsione separatista del mondo
nella comunione delle ditta
nella sua sciupona comessura.
Figli che furono traiettoria d´una fogna disabitata
afettati per la corrosione ossidata.
Avevamo dormito tanto quella notte
Ne lo storico supplizio de naso ci ha potuto contenere,
il crocco ha riparato dei tetti
e l´allontanamento dino a cose coniche
ha impedito la gesta.
Tutto fiutava a merda del tempo della nostra casa
la omissione nelle calze bucate che fingivano gesti,
essere in convalescenza progresiva nella neuralgia dell´uovo cigoto
-gestazione univoca del caos -
stanco di pigliare la potenzialitá d´un corpo che non arriva mai
gli oropelli processati alla porta dei bauletti.
Che qualcuno chiami non dirime l´oferta intenzionata
Crollano adesso dei ragazzi
nelle rive di un orologio anestesiato,
cricchi valerosi della terra,
la sua orfana complicitá con palle di brano
tricicli e cani stradali.
Di solito facevamo bollire il pomeriggio negli incolti
servire alcool evaporato come oblazione
e ci stampavamo al sole per immaginare figure senz´attorniamento
batoni dove s´appoggia il fuoco
il plesso anfibio dell´embrione.
Divorarsi in quella quietezza di critta per catturare
benché distretto
per ugne emulate, diverse
il pianeta abisale dell´ovulo
ed altro uomo chiude loro pugni
con la sangue aggrumolata nei confini
un altro attacco genitale
nella comunione delle ditta
la sciupona comessura d´ogni dito.
La tendenza del corvo
s´apoggia sul mascherone di prora
cambia il sentito
mette in guardia la fondura
Non avere delle ombre non significa chercare bianchi.
Incrocio di pedone
Attraversare
o no
altresí
dipende
del concreto
rischio
lineale
di attraversare
o no.
... ed era lambire il deserto
fino a che la sabbia finisca
per sorteggiare al folo metalico che sutura delle labbra
ai disegni spolpati che circondano la lingua.
Essere dell´altro lato é come ritornare a quello stesso
mentre si spendono luci
senza ami aggravati nella roba
con denti canini chiotti del coyote
e tutto quello abbiamo dimenticato nel sogno
d´auturi masticabili,
motti annichilati
e cicani deportati.
Frontone
Quello che dimanda l´altro celo
alla terra si offre
nella calce dei muri caldi
dove ribandiamo il tempo
per appinzare e scendere
fino a disegnare il percorso assente
d´una parabola cruda,
macerare il prezzo
di una zucca giaponesa
senza che nessun assaligio
possa rapire il resto.
Parole di Marcello Scalona
Se ogni scrittore si caratterizza per il donno della strannezza, quello é fortemente potentato in Fabricio Simeoni; la sua condizione naturale di essere cassulare, privato di tutto movimento, segna alla sua natura, una deviazione, una strannezza cossiché piú grande che quella del “gattoagnello” di Kafka. Se il poeta é un significante particolare di fronte ad altri significanti stabiliti, al caso di Simeoni, la sformatura o la contravvenzione dei modelli tradizionali é assodare anzitutto un gusto provocativamente arbitrario, eccentrico, barrocco, bizzarro, eufonico, pletorico di seduzioni tanto forti quanto visuali come una tv liquida, che anche, grondona.
Continuando ogni volta con piú fedeltá i segni del suo amato Néstor Perlongher, gli incrina sottili ironie kistch, crolla ogni odorino di modernismo cadente e aggiunge tutta classe d´interpretazioni, alcune razionali, ma sempre vicine ad altre surrealiste, oniriche, sorprendenti, impossibili, divergenti, dal sogno, dal deseo, e di solito, delle proprie barboze, umore ed furori esacerbati per la quietezza che palpita.
La condizione di essere stranno del poeta, é strema in Fabrizio. Quello che non cammina, obviamente, gli lavora al interno e corre al dettato delle frasi: L´Eros della vita é il suo movimento, immagini sgorgate, materiali opposti, aflussi e flussioni ritornati, affermazioni e contrari, mescolati negli assurdi, e tra l´impotenza o l´orridezza quotidiana sempre posteggia la corrosione dello scherzo, dell´assurdo, di quello irreale. SUB parla sulla vita che c´é in un altro posto: un marziano, un ragazzo indaco, un interrato, un homo sapiens, un attacatto, un bimbo infantile, un arrestato, un interrato, un agonnizzante. Il suo autore, invero, é in un altro posto, magari piú umana, piú midollare, piú intima che la di molti.
Nessuno come Simeoni a questi poemi ci puó parlare sulla vita che percorre sotto la superficie, la normalitá, e lo stabilito. E questo rimane detto tanto per la semántica quanto la forma. SUB s´iscrive ampiamente nel “neobarroso” che inaugura Lezama Lima e Perongher.
Simeoni é un soggetto che – curiosamente – si “alza” diverso di fronte agli significanti tradizionali della poesia. Forse sia perché é riuscito a scherzare piú che poi.
Chi é Fabrizio Simeoni. (versión for export)
(Rosario, 1974, Argentina, Sudamerica). É poeta e giornalista. Co-regista di una rivista culturale, adesso contribuisce con diversi mezzi orali e scritti, mentre lavora come insegnante. Di solito partecipa delle letture poetiche a Rosario, la sua cittá. Fu dichiarato artista omaggiato per la sua opera poetica, literaria e culturale, veramente un importante riconoscimento consegnato dal Consiglio Municipale. Ha pubblicato molti libri e adesso si sta facendo un film che racconta la sua vita.
1. Punti
Coprifuoco
Come militanti bendati
spiavamo tutto il giorno ogni avvicinamento terricola
attraverso i crocchi delle lame.
Impellati dal loft fino a Marte
le mani cercavano uno spazio innocuo
- senz´ aria e ne luce -
di occhi umidi
reffrattario della policromia delle mummie,
lo sbalordimento di sentirsi fuori
alieni dal corpo concepiti alla quietezza
d´un´ altra Via Lattea.
Qualcuno poi arrivava
faccie accelerate e molteplicate
non c´era un´altra scelta che il movimento
corrivamo
perche dovevamo accoglierci
o perdurare.
La Playboy che nascondeva lo zio
non ha giá fogli.
Tant´é l´avvallatura
spaventata
che richiama all´altezza vigente della metropolitana
un ritiro volontario
o il suicidio gnomico delle bighe,
la ragazza top dagli annunci
dirizza ha l´intuito
fra la fetidume d´arricci biondi
che una sera di spray
rotolando ammozzicati
i resti di pelle abbronzata,
la sua bottiglietta di Coca Light,
e il muro.
Tanta sapienza
fragile
che approva il vuoto dissimulato del tassí
un ritorno involontario
o la ragione egotista del pavimento,
la ragazza beat degli angoli
ignora rompibile
tra balsami di mani
che basterá un ballo d´alberghi
perché dirozzino confluenti
gli annunci dei guanti sudditi,
la crosta dei bordi
e dei tendini.
Shame
Non c´era un altro che imbeversi
dentro del sogno del pipistrello
svanire al eco delle fittezze
come passeggieri ricreati
per la sfumatura del paesaggio adunco.
Che animalaccio ci merita delle impazienze
dove il caos cede il suo impegno?
… Era dormirsi nella pelle dei gradini
un´ altro corpo, ... lei se ne andaba poi
tra l´andatura apostolata
d´ un ragazzo indaco.
Mentre catturavano al homo habilis
dalla fasciatura di lava
per che cossí continuasse a incurvarsi
un palazzino unto.
Crepolare l´incordato
il suo homo erectus dentro l´armadio
e la larva nella cute.
Dove saranno i tubi,
gli apici perduti dal cimento?
Chi chi restituirá il corpo?
Quanta raggione avrá il cartilagine del rigo
per pensarsi acqua? Quanta, il pesce, per sapersi rigo?
Contorsione e stoppa,
quel movimento dal cresolo nel viale
il rumore. La pubblicitá della scimmia.
L´ inesorabile crosta subliminale
del sapiens sapiens.
Respirazione artificiale
Aspettabamo all´infirmiera
retti, come se curarsi
fosse ritornare al mito
del corno del mondo conico
poi d´aver creduto a qualcosa
in piú del dolore di testa…
... e siccome ci indentriamo
nella pelle di ogni cortina
la fascia dei loro credi
e il dirupamento pendolare
delle ditta nel polpastrello.
Qualcuno dovrebbe essere assistito
pertant´altro continuasse ad aspettare
la febbre,
come la vecchia.
Come una caricatura flaccida
il vento comporre scuole
per una tarantola
si scomponga sul ventre,
un bacio con sapore rancioso, un lampo
le cose che ha la lingua
per profondare le dosi.
Lei ha voluto sapere se poteva depelarsi,
se c´era latte nel cestino,
e dov´é finito il cartello dei chilometri.
/ le andature restanti
la prossima localitá.
Un gesto faciale di cauzione al carpone
ha detto piú che le fauci umidi
della tempesta,
il veleno contiguo del verde
l´intuito dell´allucinare alla rive del rigo secco.
Lei é ritornata facendo autostop
... io ho soltanto provato a racquistare la mia lume.
Tropico delle anfetamine
La chimica dei fluorescenti
crollata
per i cresoli che conservano lampade
dentro delle amigdale,
Christo ci guarda da una poltrona
e la chiarezza preterita dei suoi pattini
mentre crepola il gelo fino al centro della terra
piangendo all´ombra della sua ossatura
lo scheletro di un tubo
il suo ansamento, tutto accidente.
Non siamo giá gli stessi, quelli di ieri
insondabili resti di compagnia,
sotto la sottoveste, niente si aveva benanche gelato,
da questa seguenza
allucinavamo come aquile dimagrite
complottando di plegare il palio di pattinaggio
fino al dell´orifizio galleggiante
per finalmente arrendersi
di fronte ala sorgente cadenza delle ciucche
e ritornare.
Dove sono le bambole articolate, i pagliaci
e le semenze di melone
che ho voluto germinare a marzo?
Prima di mangiare pensava
se c´erano degli aterramenti che si possono vedere in fondo
quelli che decoreno le loro gambe,
o alla fine degli aterramenti
quello che le inventa
un´altra volta.
Minuendo
Il dolore labiale della ceretta
infonda dei genitali.
Una ragazza di Bolivia vicino alla vetrina
rubba creda infante
della cupola senza documenti.
Oggi non si vendono ne stivali ne bacci...
soltanto cigni e consolatori,
se partiamo di lí potremo disfendere quello che resta.
2. Pugni
Epi
Qualziasi sopraccarta
che porti un folgio su un altro foglio
sará converso in sostanza
Quante volte abbiamo voluto ritornare ad essere vegetali
e ci abbiamo conformato con la goccia che cade dall´orifizio
dal naso coperto, sia che percorre all´interno come binari
dentro delle cupole cancrenate?
Questo gambo, questa radice tropicale
il sugo, bimba, adeso dovrai guarir il sugo!
Acro
Si cade
l´ultimo indizio della fronte
a digito zero
mentre picchetta col pogo nero
infatti questa pelle di piscina
scamata.
Si cade
la bambola disgelata
nella intenzione greca
di fare ricci le pietre
cieccamente
... si cadono i capelli.
Geo
Atterrati per l´ isteria dell´umus
preludiamo dei fregamenti
Che grafia obominebole ci urge?
Ci ammucchia la sangue e si coagula.
L´oraculo, ritagliato, che acque scroscia?
Perche non c´é resto seminale nella corteccia, No.
La stoffa vinilica; la la mollicola del pane.
le mani, le mani collegate ai meridiani
i piedi ai paralelli
la testa polarizzata
e la verga impaludata.
Inter
Da questo lato del muro
adesso si puó ascoltare gemere alla mia vicina
copo un rock di collo ossidato
e di cembalino di cuna
ed il fischiare di una teiera
ed il piangere di un bambino
che da certo tempo
proclamava la sua esistenza.
Al otro lato del muro
soltanto c´é questo silenzio.
Sub
Lo spasmo gutturale dell´ombelico
occorso nella sague percorre tutta la ruota
a Recoleta,
la soglia del tomografo vuotato lí
per la ciambella, agrilla, dell´intorno
É lo stesso tornare a correre
che ritornare alla coda di capelli sconnettata
al ricordo muraiuolo che la collega.
Lei continua pensando alla boccola che ha perso sulla strada
come affollata, sferica,
abita circondata nell´ostensibile figura di cute di pesce
e crede che l´acqua la copre
o qualcosa di piú,
l´incantamento d´altro legame disposto in cassula
la dote figurona di suporre che gli altri
andiamo soto.
Supra
Vermi che mangiano cervelli
vermi che tragano sessi
e la l´informe comunione che prefiriamo
nella cima seguenziale di quello che non é concreto,
quello che abbiamo detto, quello che non abbiamo potuto dire,
quello che noi dovrebbero aver detto.
Cotone nelle orecchie per non ascoltare dei russi
o nemeno la scelta di non toccarsi.
La tua branda del Paraguay se l´ho prestata a Cosme... Fino a che finisca il cibo o al arrivo dell´uomo della fumicazione.
Hetero
Come dal fruttivendolo in mente
la rotura sfrontata degli broccoli degli emisferi
dei mandarini, delle tue tette
umidite soto le mosche
tutte le cose.
Solebbero crollare in una sfinge emozionale
di qualche chico,
crostina cuneo della fortuna
ci abbiamo giurato tutto il gioco e siamo ritornati
a germinare sulla polvere.
Neo
Come un bambino arrenato in piazza
la cimice segrega tutto quello che gira di quello che si muove sulla branda,
prende il mondo in una borsa
lo annasa e dirime
e bersaglia il suo ombelico coll´indice
fino a suicidarlo
suicidarse tra razzi d´ una bicicletta imbaccucata.
Adesso cerca dei scoglieri nella zuppa
un motivo sfasciato di quello che lui vuol essere
quando sia grande,
un rifugio
simulacro costretto agli strati della notte
un ferro
retrati del silenzio imbalsamato
in una trappola
la voce
quello che continua a fugire alla riva.
Come una piazza arrenata alla cimice
il bambino presume ghirgori d´immensitá
di quello che rimane.
Ex
Si scappa un gramo di sabbia
per la fessura del corvo,
ci sentiamo come timballi e corteggiamo dei cieli
ringagliarditi ai carratelli vagabondi di graticole.
Per mettersi dentro dell´acquaio avrá che ristaurare
i rughi seguenziali, avra che imbavagliarli questa volta
ballare, ballare, ballare, ballare... Perché?
Umidirsi la sottoveste per uscire a vedere
dove sia lo scoppio della suprenova
o esca uno sciame scoraggiato.
Il vassalligio agiungie della fine del filo fino a dormirsi
si sa guardato, non sogna
si´impegna degli scarpini
coniura la fondura dei precipizi
con martirologgi della sua lega segaligna, demolita
per il nettare di quello che c´é stato ierisera, ieri l´altro sera
ed qualziasi altra scuritá perenne.
Si ricorda: le putane gli hanno condannato quando
col succiamento del poi,
gli erpici della pelle, lezzosa
i solchi che la lingua ha lasciato.
Quella olandesa che l´ha accarezzato a Amsterdam
poi si ha lanciato il corvo sugli orifizi matinali
per cadere dissimulato per le rive dell´occhio.
Holo
Sará la nulla che ricopre la nulla
quella che fa che preceda tutto che assoggetta il tutto?
Sará il rumore del tuono quello che ci sveglia
senza vedere la sua luce?
3. Polso
Abito senza transigenze
Le mani santi
che fossi
quelle bandate
quelle che hanno pregato,
in sospenso come xerofile
libere d´acqua
appuzzano il particolare del sudario,
l´ira delle forbici
sottili maniere di dissiparsi
nell´ermo taglio dell´oscuritá
Non prendere dei monumenti, non li vomiti!
La Madame é dormita, come abbandonata
al sogno degli svegiati,
all´incandescenza del riflesso.
Tutti abbiamo voluto essere putane,
sbattere degli orifizi conici,
dietro agli specchi in scissione,
prescindere di un bacio
del capriolo e della sua violenza
del dolore del chiodo fatto pelle.
Esistirá qualcosa di dire poi di Dio?
Sará soltanto quello che non abbiamo detto prima
quello che é sucesso?
Quello esanime
quello che non accade,
il gesso vedovo
il legno antisociale
il marmo peritato
o l´eccesso tempestuoso
d´ un coito nella vasca da bagno.
Questa carie
quest´ ordine
si confondono
con tutto quello che abbiamo voluto essere
e non abbiamo potuto.
Adesso ci condanna l´olio
sgorgato sulla cervice
il rumore liquido
consacrato alla falange
e il brusio a vuoto
di piallare denti.
Il dolore dei metali
Un vento di pillole di bambini
che porti dei sur in sauni
é tutto quello che bisogna questo ossigeno
per concepire l´idrogeno...
E qualcuno che mancie con cotogno
ole sgorgate
l´estremo di una donna sorgente
que dimentichi liquefare della cartina
all´aria condizionata
per l´inusuale freddo
d´un aro alla lingua.
Molle inanimate di carrozze
luci alla notte di Picincia
come un carnevale postergato
Frattempo
Clessidre del guffo amaro
al caffé incrustate
che ha preparato la mia mamma per darmi qualcosa di piú
dopo la cena.
Un´altra donna che apre delle sue mani,
senza le ammagliature angosciate del glande
un´altra pulsione separatista del mondo
nella comunione delle ditta
nella sua sciupona comessura.
Figli che furono traiettoria d´una fogna disabitata
afettati per la corrosione ossidata.
Avevamo dormito tanto quella notte
Ne lo storico supplizio de naso ci ha potuto contenere,
il crocco ha riparato dei tetti
e l´allontanamento dino a cose coniche
ha impedito la gesta.
Tutto fiutava a merda del tempo della nostra casa
la omissione nelle calze bucate che fingivano gesti,
essere in convalescenza progresiva nella neuralgia dell´uovo cigoto
-gestazione univoca del caos -
stanco di pigliare la potenzialitá d´un corpo che non arriva mai
gli oropelli processati alla porta dei bauletti.
Che qualcuno chiami non dirime l´oferta intenzionata
Crollano adesso dei ragazzi
nelle rive di un orologio anestesiato,
cricchi valerosi della terra,
la sua orfana complicitá con palle di brano
tricicli e cani stradali.
Di solito facevamo bollire il pomeriggio negli incolti
servire alcool evaporato come oblazione
e ci stampavamo al sole per immaginare figure senz´attorniamento
batoni dove s´appoggia il fuoco
il plesso anfibio dell´embrione.
Divorarsi in quella quietezza di critta per catturare
benché distretto
per ugne emulate, diverse
il pianeta abisale dell´ovulo
ed altro uomo chiude loro pugni
con la sangue aggrumolata nei confini
un altro attacco genitale
nella comunione delle ditta
la sciupona comessura d´ogni dito.
La tendenza del corvo
s´apoggia sul mascherone di prora
cambia il sentito
mette in guardia la fondura
Non avere delle ombre non significa chercare bianchi.
Incrocio di pedone
Attraversare
o no
altresí
dipende
del concreto
rischio
lineale
di attraversare
o no.
... ed era lambire il deserto
fino a che la sabbia finisca
per sorteggiare al folo metalico che sutura delle labbra
ai disegni spolpati che circondano la lingua.
Essere dell´altro lato é come ritornare a quello stesso
mentre si spendono luci
senza ami aggravati nella roba
con denti canini chiotti del coyote
e tutto quello abbiamo dimenticato nel sogno
d´auturi masticabili,
motti annichilati
e cicani deportati.
Frontone
Quello che dimanda l´altro celo
alla terra si offre
nella calce dei muri caldi
dove ribandiamo il tempo
per appinzare e scendere
fino a disegnare il percorso assente
d´una parabola cruda,
macerare il prezzo
di una zucca giaponesa
senza che nessun assaligio
possa rapire il resto.
Parole di Marcello Scalona
Se ogni scrittore si caratterizza per il donno della strannezza, quello é fortemente potentato in Fabricio Simeoni; la sua condizione naturale di essere cassulare, privato di tutto movimento, segna alla sua natura, una deviazione, una strannezza cossiché piú grande che quella del “gattoagnello” di Kafka. Se il poeta é un significante particolare di fronte ad altri significanti stabiliti, al caso di Simeoni, la sformatura o la contravvenzione dei modelli tradizionali é assodare anzitutto un gusto provocativamente arbitrario, eccentrico, barrocco, bizzarro, eufonico, pletorico di seduzioni tanto forti quanto visuali come una tv liquida, che anche, grondona.
Continuando ogni volta con piú fedeltá i segni del suo amato Néstor Perlongher, gli incrina sottili ironie kistch, crolla ogni odorino di modernismo cadente e aggiunge tutta classe d´interpretazioni, alcune razionali, ma sempre vicine ad altre surrealiste, oniriche, sorprendenti, impossibili, divergenti, dal sogno, dal deseo, e di solito, delle proprie barboze, umore ed furori esacerbati per la quietezza che palpita.
La condizione di essere stranno del poeta, é strema in Fabrizio. Quello che non cammina, obviamente, gli lavora al interno e corre al dettato delle frasi: L´Eros della vita é il suo movimento, immagini sgorgate, materiali opposti, aflussi e flussioni ritornati, affermazioni e contrari, mescolati negli assurdi, e tra l´impotenza o l´orridezza quotidiana sempre posteggia la corrosione dello scherzo, dell´assurdo, di quello irreale. SUB parla sulla vita che c´é in un altro posto: un marziano, un ragazzo indaco, un interrato, un homo sapiens, un attacatto, un bimbo infantile, un arrestato, un interrato, un agonnizzante. Il suo autore, invero, é in un altro posto, magari piú umana, piú midollare, piú intima che la di molti.
Nessuno come Simeoni a questi poemi ci puó parlare sulla vita che percorre sotto la superficie, la normalitá, e lo stabilito. E questo rimane detto tanto per la semántica quanto la forma. SUB s´iscrive ampiamente nel “neobarroso” che inaugura Lezama Lima e Perongher.
Simeoni é un soggetto che – curiosamente – si “alza” diverso di fronte agli significanti tradizionali della poesia. Forse sia perché é riuscito a scherzare piú che poi.
Chi é Fabrizio Simeoni. (versión for export)
(Rosario, 1974, Argentina, Sudamerica). É poeta e giornalista. Co-regista di una rivista culturale, adesso contribuisce con diversi mezzi orali e scritti, mentre lavora come insegnante. Di solito partecipa delle letture poetiche a Rosario, la sua cittá. Fu dichiarato artista omaggiato per la sua opera poetica, literaria e culturale, veramente un importante riconoscimento consegnato dal Consiglio Municipale. Ha pubblicato molti libri e adesso si sta facendo un film che racconta la sua vita.
Subscribe to:
Posts (Atom)